COVID-19: Las forzosas enseñanzas en la vida de la sociedad | Marx Aguirre Ochoa
Por: Marx Aguirre Ochoa
Los cambios en el mundo, en México y en Michoacán, incluyen todos los aspectos de la vida individual y colectiva, con un carácter integral, puesto que la transformación social es total, completa, en una secuencia de fenómenos que comienza por la conciencia, por las ideas, creencias y emociones que luego se transformaran en realidad, en hechos objetivos. Hoy por hoy, nos encontramos obligados a la reflexión y al análisis de cómo hemos llevado la sociedad, de personas, de seres humanos en convivencia, de la forma de vivir, de los aspectos irrelevantes que hoy son relevantes, y todo esto resultado de que: una gripa mortal, “Coronavirus”, denominada por los científicos Covid 19.
El Mundo, México, y todos los que habitan en este orbe, han cambiado su realidad y su vida subjetiva, en cuestión de días; ha cambiado la situación económica, social y política. Que todo haya sido para bien es discutible, pero es innegable la transición de conciencias, de mentalidades y de hechos que nos han llevado al cambio de hábitos de vida, la paralización de la cotidianidad, de las escuelas, de los servicios, de la incertidumbre, del pánico, de la so sobra, del porvenir y de lo que vendrá, por algo a lo que no se estaba preparado, que no se tenía en las previsiones de salud, económicas, políticas y sociales a nivel mundial. Muchos intelectuales dicen que las transformaciones son incesantes en los individuos, grupos y toda la sociedad, que los cambios están ahí, dando sorpresas y planteando nuevos problemas, sin embargo, esta transformación forzada, fue rápida y sin consenso.
¿Cómo será el futuro del mundo después de la pandemia?. ¿Se vivirá igual?, ¿que cambios serán los necesarios para enfrentar las nuevas adversidades que hoy el mundo nos obliga?. Será que la vida que estábamos llevando toda la humanidad, buscando a don “poderoso dinero”, apremiaba en las prioridades de todos, literal, de todos, por que aquí no hay distingo de colores, de naciones o de razas, y a costa de todo. La degradación total del medio ambiente, la competencia por donde quiera, lo mas preciado que es la familia, en el olvido, valores y principios ni se diga, violencia en sus máximas expresiones, migraciones, desigualdad social a escalas inconcebibles, entre muchos, ¿que hicimos mal?. El sistema nos rebaso.
En su gran discurso al pueblo alemán, la Presidenta de Alemania, Angela Merker, remarcó: “Esto es lo que nos muestra una epidemia, cuán vulnerables somos todos, cuánto dependemos del comportamiento considerado de otros, cuán globales somos y como todo lo que pasa en la punta del mundo, repercute al otro lado del mundo, ahora sobrevivir depende de cada quien”.
Sin duda, vivimos una tarea histórica y solo podremos superarla unidos, en resiliencia, en solidaridad, buscando las alternativas para protegernos y apoyarnos unos a otros, actuando mancomunadamente. Vivimos en una democracia, no vivimos de imposiciones, sino de conocimientos compartidos y participación, y seguramente saldremos adelante, como sociedad solidaria, con replanteamientos a nuestras formas de conducir la vida, al quehacer, a las prioridades, a lo que hemos olvidado y dejado sin importancia, ¿cuán alto será el número de víctimas? ¿cuán alto será el costo económico y la recuperación? ¿qué podemos hacer nosotros como ciudadanos?, la respuesta esta en gran medida en nuestras propias manos. Ahora podemos reaccionar, en forma decidida, esta situación es seria y el desenlace está abierto. Es decir, dependerá no solo de cada quien, pero también, de cuán disciplinádamente se cumplan y se apliquen las reglas, así es, dependemos de lo que hagan o dejen de hacer los demás.
Entre todos, entre muchos, hemos establecido conductas similares, de supervivencia, de empatía, de incredulidad, muchos han sido los cambios en la capacidad de percepción, de valorar y de creer lo que antes se consideraba imposible, hoy se entiende viable y verdadero. De este modo, que las creencias “de las películas de ciencia ficción”, hoy son una realidad. Los cambios, en todo caso, inevitables, perceptibles, que si bien sólo son ejemplos, sugieren que, en efecto, algo no esta bien, la falta de una visión sensible, de políticas publicas de contingencia, reales y serias, que promuevan el orden y la disciplina ante situaciones de vida o muerte, de previsiones, de planes emergentes, laborales, de salud, de emprendimiento, parece ser que todo es “por favor”. Una nueva forma de vida se esta replanteando, está surgiendo con vigor y en todas partes.
Aun cuando nunca hayamos vivido algo similar, cuando no lo imaginamos, cuando la sociedad no lo esperaba, debemos demostrar que actuamos con el corazón y la razón. Sin excepción, cuando un componente del sistema falla, pone en riesgo a todo el sistema, en consecuencia, todos dependemos de unos con los otros en lo posible, vivimos en un sistema que puede colapsar.
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